Noruega. Día 5. Un día gris.
Tras la jornada tan intensa en el Besseggen, decidimos tomarnos el día con tranquilad. Pensamos que después de varios días en la naturaleza nos apetecía un poco de ciudad, por lo que cogimos el coche hasta LILLEHAMMER.
A pesar de estar allí durante varias horas, fue muy poco lo que vimos de esta pequeña ciudad, ya que llovió como si “no costase dinero”. No disfrutamos demasiado, de hecho nuestra visita se limitó a la calle principal, Storgate. Esta calle tenía bastante ambiente, quizá el sitio de más ambiente, a parte de Oslo, que vimos en Noruega.
A Jorge le podía “el pis” sobre todo lo demás, por lo que su primera media hora en la ciudad la pasó buscando un baño desesperado, y es que en Noruega es frecuente que los cafés no tengan baño. Una vez solucionada esta contingencia, fuimos de compras, ya que había unas estupendas tiendas, especialmente de utensilios de cocina. Compramos una tabla de cortar hecha de bambú y un abrelatas de los gemelos (camuflado como un afilador).
Como comentaba el día no fue espectacular ya que entre otras cosas lo que era una suave lluvia se convirtió en “el diluvio”.
Por ello comimos un kebab y tomamos otro café, tras lo cual decidimos regresar a Beitostolen.Tengo la sensación de que Lillehammer es una bonita ciudad pero nosotros apenas vimos nada.
Por cierto yo soy aficionada al “café con leche” madrileño (largo de café y corto de leche, pero con auténtica leche), y me quedé sin opciones en noruega: o tomaba el café latte (que era un inmenso tanque de leche con una chispa de café, y tanta leche me produce problemas intestinales…no diré más) o tomaba un café solo, que allí acompañan con una tarrinita de nata líquida (repugnante).
La vuelta a Beitostolen fue muy larga y pesada, debido por un lado a la intensa lluvia, y por otro a que con mis indicaciones al conductor nos perdimos. No hicimos mucho más durante ese día, si bien es cierto que aprovecharé para comentar los estupendos programas televisivos que veíamos por la noche.
En Noruega no doblan las películas, pero tampoco muchos programas, por lo que en el DISCOVERY CHANEL podíamos seguir los documentales en inglés. Seguimos tres espacios en concreto: Dirty jobs, Mythbousters e Ink. Este último nos fascinó, especialmente en su versión Los Ángeles, porque Ink es una franquicia como C.S.I o N.C.I.S. Se trata de un documental (reality show) sobre un estudio de tatuaje en L.A. que está regentado por una tipa, y en el trabajan otras tres chicas y otro hombre experto en retratos. La idea a priori parece absurda pero nos resultaba altamente hipnótico ver como la gente se tatuaba. (Un ejemplo)
XOXO
Venga yaaaaaaaaaaaaa!!! Si todos los putos programillas esos eran un bodriazo insoportable!!!. ahhh, por cierto, tu "tanque de café latte" me lo tomé yo... y estaba bastante bueno!
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