01/03/2010. Los Puertos Grises

Nuestro último día en Nueva Zelanda...

Salimos de Rotorua destino Auckland, y teníamos previsto pasar por Matamata para ver los decorados de lo que quedaba de Hobbiton, pero casi todas las referencias eran tan tristes que nos quitamos la idea de la cabeza, y fuimos directos a Auckland.
Fue fácil entrar en la ciudad, ésta era bastante más grande de lo que esperábamos, y el centro estaba formado por  avenidas (en cuesta) de enormes edicificios de cristal. Callejeamos un rato en busca de un parking público, con tan poco éxito que estuve al borde del ataque de nervios. Conducir por la izquierda en carretera es una cosa, pero moverte por el centro de una ciudad llena de gente se convirtió en un infierno. Así que cuando estaba a punto de reventarme la cabeza, tiré del freno de mano y le deje el vehículo a  mi recién adquirido esposo.
Finalmente conseguimos aparcar y decidimos hacer una ruta a pie por Auckland ( Ver Lonely Planet). Por cierto el parking estaba prácticamente dentro del cementerio Symonds. 
Mis primeras  impresiones de la ciudad fueron muy buenas:  una ciudad muy limpia, llena de gente de muchas nacionalidades pero sobre todo orientales (coreanos y japoneses supongo), mucho calor y unas cuestas infernales.
Comenzamos bajando el Myers Park, un precioso parque en mitad de la ciudad, muy agradable y tranquilo,  y llegamos hasta  el Town Hall, donde apenas pudimos ver algo ya que la plaza estaba impracticable debido a unas obras (  habrán recibido la llamada de Gallardón). Luego cruzamos hasta Albert Park, un parque mucho más grande repleto de gente tomando el sol, hasta llegar a la universidad.

Debía ser día de matriculación en la Universidad porque todo estaba lleno de chavales, bueno sobre todo de chavalas rubísimas (a Jorge se le caía la baba).  Desde la Old Goverment House volvimos hacia Queen Street, pasando a través de un montón de calles con mucho encanto y muchas tiendecitas (¿No es lo mismo?).

Queen Street termina en la Estación de trenes y desde allí llegamos al Viaduct Harbour.  Comimos allí, aunque a medio día no había mucho ambiente, en una terracita con vistas al puerto repleto de veleros, no en vano dicen que Auckland es la ciudad con más veleros per cápita del mundo.
Después de comer decidimos regresar al coche, y teníamos por delante una subida tremenda... Ni el Tongariro, ni el Key Summit, la subida más dura que hicimos en Nueva Zelanda fue regresar hasta el coche desde Viaduct Harbour, y eso que hicimos una parada técnica para subir al Sky Tower. Esta emblemática torre está dentro del complejo Sky City un casino bastante glamuroso y desde el Sky Tower  se pueden disfrutar de unas impresionantes vistas de la ciudad. El precio de la entrada hasta el Sky Deck ,a 220 metros del suelo, es de 28 dolares neozelandeses.
Desde el Sky Tower también se realiza algo parecido al bungy, el sky jump.
Destrozados y cansados volvimos al coche y de allí al barrio de Ponsoby donde estaba nuestro B&B, Great Ponsoby Arthotel. En el mismo teníamos una habitación bastante maja, pero la verdad disfrutamos muy poco del lugar, pues nada más llegar salimos a pasear por este barrio bohemio y a cenar en una cervecería belga. Casi fue un sacrilegio cenar en una cervecería belga, pero es que tenía el kilo de mejillones de labios verdes a mitad de precio, y una Leff Blonde era una estupenda cerveza con la que realizar el gran brindis final de nuestro viaje.

EDITO 03/05/2010.
Aquí acaba nuestro viaje a Nueva Zelanda.  A la mañana siguiente tuvimos el único momento estresante del viaje: llegar al aeropuerto de Auckland. Nos levantamos antes sobre las 5:30 ya que teníamos que estar en la empresa de alquiler de coches antes de las 7:30, pero nada nos preocupaba ya que teníamos unas "maravillosas" instrucciones de como llegar al aeropuerto (en inglés claro).
Desayunábamos tranquilamente sobre las 06:15 cuando leí en las citadas instrucciones que el aeropuerto estaba aproximadamente a una hora de camino desde el B&B. Saimos disparados,  y aunque no había tráfico nos dimos cuenta que era casi imposible que llegáramos antes de las 7:30 al aeropuerto, sobre todo después de pasar dos veces por el mismo sitio.
Sin embargo a pesar de despistarnos en varias ocasiones llegamos con gran alivio a las 07:15 a la empresa de alquiler de coches. Y en el momento que Jorge tiraba del freno de mano, recordamos con horror que el depósito de gasolina estaba vacío. Salimos como alma que lleva el diablo a la búsqueda de una gasolinera y 15 minutos más tarde estábamos en la oficina dejando el vehículo, justo a tiempo.

48 horas después, tras dos larguísimos vuelos, cinco comidas de avión, seis capítulos de la tercera temporada de Dexter, Crepúsculo, The Blind Side, una noche en un estupendo hotel en Corea, un autobús decorado con visillos de abuela y una cena buffet incluida sopa de kimchi, regresamos a Madrid. Exahustos pero entusiasmados por lo vivido.

Grándisimo viaje.

Comentarios

  1. Faltan fotos de las chavalas!!!!!!!!!!!!!!!!!

    Por cierto, el de la foto colgado de la grúa no es el Jor, no?????

    Y no, el encanto son LOS SITIOS SIN TIENDECITAS!!!

    ResponderEliminar
  2. No, muy a mi pesar no era yo. No teníamos ni mucho tiempo ni mucha pasta. Si faltan fotos de las chavalas es porque la selección de imágenes la ha hecho Vanesa (que para algo es su blog). Y en cuanto al encanto y las tiendecitas... si tuvieses tu lado femenino más desarrollado opinarías diferente (lo que no quiere decir que no esté deacuerdo contigo, todo lo contrario).

    Por último, aquí ya se mascaba la melancolía del inminente regreso.

    A más ver.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Sur de Inglaterra. Día 5. Con niños por los Cotswolds

Alsacia y Selva Negra. Día 9. Paseo por el bosque.

Noruega. Día 1. El largo viaje