27/02/2010. Rotorua
Adiós Tongariro...otro sitio maravilloso del que despedirse en este viaje.
Nuestro destino final para ese día era llegar a la ciudad de Rotorua, pasando primero por el lago Taupo, y visitando alguna zona geotermal.
El lago Taupo es el más grande de Nueva Zelanda, y es en realidad la caldera resultante de un gigantesca erupción que ocurrió hace 27.000 años. Junto a la ciudad de Taupo se encuentran las Huka Falls,donde el río Waikato se estrecha enormemente (de 100 a 15 metros) lo que provoca un espectaculo fantástico de aguas azul turquesa.
Desde Taupo a Rotorua hay numerosos centros turísticos geotermales, los más famosos son Wai-o-tapu y Waimangu, pero nos apetecía ir a Orakei Korako, aunque estaba un poco fuera del camino, y desde luego no nos arrepentimos.
Está un poco retirado, no en vano tiene el sobrenombre del Valle Perdido y se encuentra junto al río Waikato, que hay que cruzar en barca para poder llegar a las terrazas silíceas que son la atracción turística, junto con los geisers, las piscinas de barro y los lagos de colores imposibles.No es barato, ya que cuesta 34 dolares neozelandeses pero salimos bastante satisfechos del paseo.
Para finalizar el día fuimos a cenar a The Fat Dog, donde nos pusieron enormes raciones de comida por muy buen precio. El restaurante tiene todas la paredes y las mesas pintadas, y parece un sitio excelente para ir con niños. Después, y dado que el centro de Rotorua tenía mucho ambiente, fuimos a tomarnos unas cervecitas.
XOXO
Nuestro destino final para ese día era llegar a la ciudad de Rotorua, pasando primero por el lago Taupo, y visitando alguna zona geotermal.
El lago Taupo es el más grande de Nueva Zelanda, y es en realidad la caldera resultante de un gigantesca erupción que ocurrió hace 27.000 años. Junto a la ciudad de Taupo se encuentran las Huka Falls,donde el río Waikato se estrecha enormemente (de 100 a 15 metros) lo que provoca un espectaculo fantástico de aguas azul turquesa.
Está un poco retirado, no en vano tiene el sobrenombre del Valle Perdido y se encuentra junto al río Waikato, que hay que cruzar en barca para poder llegar a las terrazas silíceas que son la atracción turística, junto con los geisers, las piscinas de barro y los lagos de colores imposibles.No es barato, ya que cuesta 34 dolares neozelandeses pero salimos bastante satisfechos del paseo.
En el parque geotermal hay también una maravillosa cueva silícea con un pequeño lago de agua caliente con leyenda incluida, y es que parece que hay que pedir un deseo con la mano dentro del agua caliente, pero sin mojarse los pies. También es bonito ver que en el interior de la cueva hay un pequeño monumento a dos jóvenes maorís que con apenas veinte años murieron a decenas de miles de kilómetros de casa en la segunda guerra mundial. Es una cueva mágica...
Toda la zona está rodeada por un bosque de helechos donde también hay abundan los silver fern , y el parque geotermal es como una herida por la que la Tierra supura en mitad del bosque y el agua.
Después de nuestra visita a Orakei Korako seguimos hasta Rotorua, ciudad dominada por un gran lago y un permanente olor a huevo podrido. Como es difícil que perdamos el apetito,a pesar de olor fétido, fuimos a comer algo a Capers Epicurean, una cafetería estupenda donde todo lo que comimos estaba buenísimo: sándwiches, tartas, cafés...uno de los sitios donde mejor hemos comido.
Tras llenar el estómago fuimos al que sería nuestro Bed&Breakfast las próximas dos noches: Roberson House.Una preciosa casa histórica, con un anfitrión muy extrovertido y un enorme huski somnoliento, Loki.
Me dan un poco de miedo los perros, sobre todo los que pesan más que yo, pero Loki no parecía tener muchas ganas de mover ni uno solo de sus pelos.
John, nuestro locuaz anfitrión, nos hizo un montón de recomendaciones sobre Rotorua, por lo que tras una rápida ducha salimos a conocer está importante ciudad turística. Primero fuimos andando hasta el parque Kauriau, que en el mismo centro de Rotorua tiene varias piscinas de lodo y pequeños estanques burbujeantes, con fumarolas y penachos de humo.
Luego seguimos paseando hasta la orilla del lago, donde fuimos a ver un marae maorí, y es que Rotorua tiene una gran población de origen maorí, y hay muchísimas atraciones turísitcas basadas en sus tradiciones. Teníamos previsto acudir a un espectáculo maoría la noche siguiente, pero John nos recomendó acercarnos a la zona de Ohinemutu, y visitar la iglesia de St. Faith y su marae, ya que son mucho menos turísticos y más representativos de la cultura maorí actual.Para finalizar el día fuimos a cenar a The Fat Dog, donde nos pusieron enormes raciones de comida por muy buen precio. El restaurante tiene todas la paredes y las mesas pintadas, y parece un sitio excelente para ir con niños. Después, y dado que el centro de Rotorua tenía mucho ambiente, fuimos a tomarnos unas cervecitas.
XOXO
Este fue un día estupendo. A pesar de lo próximo que se hallaba el final del viaje seguíamos disfrutando de cada momento del viaje. Desgraciadamente hay que trabajar 11 meses al año para valorar esto en su justa medida.
ResponderEliminarMe ha gustado esta entrada, me ha hecho rememorar recuerdos muy agradables de aquella jornada.