Toscana. Día 1. Vuelo a Pisa

Este verano decidimos viajar 12 días a la Toscana. El plan era pasar un día en Pisa, cuatro en Florencia y una semana en un agriturismo cerca de San Gimignano.
La dificultad principal para este viaje tenía nombre, apellidos, y diecisiete meses. Viajar con un bebé es extenuante...
Para añadir más emoción al viaje decidimos volar a Pisa con Ryanair. A pesar de tener todo controlado, se sufre mucho estrés cuando tienes que subir a un avión de esta compañía...dni del bebé, prioridad de embarque, 20 kg de maletas facturadas. ¿Por qué viajamos con Ryanair? Porque aún sumando todos los extras es muchísimo más barato que otra compañía que vuele a Pisa desde Madrid.
El vuelo fue muy bien, sin ningún percance, en realidad el único problema fue que por motivos de peso llevamos poca comida para el bebé pensando que no habría problema para comprarla en Italia, y la verdad es que luego nos arrepentimos.
Llegamos a Pisa por la tarde, con tiempo suficiente de llegar al Hotel en tren desde el Aeropuerto. Reservamos una noche en el NH Cavalieri, que está en la misma plaza de la estación de tren. La habitación aunque pequeña era excelente, con todas las comodidades...pero eso sí el pequeño dormía en nuestra cama, ya que cobran unos tremendos suplementos por una cuna en Italia.
El hotel era muy cómodo para no tener que cargar con las maletas a través de Pisa, pero estaba un poco lejos de la zona monumental...unos veinte minutos andando.
A última hora de la tarde nos dirigimos hacia el campo de los milagros, a travesando la ciudad, que estaba prácticamente desierta, y el río Arno.

Iglesia de Santa Maria della Spina

El campo de los milagros es espectacular, la composición de la torre, el baptisterio y la catedral, rodeados por la muralla crean un marco incomparable. Además por la tarde y la noche la ciudad tiene dos ventajas enormes: la belleza de la luz y la disminución en el número de turistas.

Campo de los Milagros

Estábamos rotos por el cansancio y decidimos sentarnos en una terraza a tomar una cerveza...¡qué fresquita, qué rica, qué descanso!...pero ¡qué seis euros por cada copa! (Bar Gellateria Il Cammeo)
Para cenar nos fiamos de nuestras guías y fuimos a un restaurante delicioso, donde ofrecían enormes platos de pasta riquísima (La taverna di Emma). Aunque tuvimos algunos problemas para entender la carta y para controlar a mi bebé, que no quería parar quieto.

Volvimos paseando por calles desiertas, a descansar después de un día agotador.

Río Arno, desde Ponte di Mezzo

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