Toscana. Día 3. El Centro de Florencia

Nuestro primer día completo en Florencia tenía como objetivo la visita al Duomo y sus alrededores.
Planificamos nuestra estancia en la ciudad de manera que a primera hora de la mañana siempre visitaríamos las atracciones turísticas más concurridas. Así la primera escala del día fue la cúpula del Duomo. Los bebés no podían visitar la cúpula, por lo que de nuevo tuvimos que subir en dos turnos.
A primera hora no había nadie en la cola, abrían a las 08:30, y compramos la entrada combinada de la cúpula y el museo de la Opera del Duomo. La cúpula es espectacular ya que se pueden observar los frescos desde el interior, cuya temática "acojona" un poco. Los demonios, los cuerpos desmembrados o despellejados hicieron que se me erizara el vello de la nuca.

Giorgio Vasari 1572-1574(9)

Y por otro lado  las vistas de la ciudad desde el exterior de la cúpula son grandiosas.
Dedicamos el resto de la mañana a la zona de Duomo, personalmente y con la excusa del bebé, no visité ni el interior de la catedral ni el baptisterio. Este último tiene las famosísimas puertas del paraíso.
 Lorenzo Ghiberti 1425-1452
A media mañana había centenares de personas (si no miles) intentando abrirse paso en la plaza del Duomo, decidimos buscar sombra en un parque, para que además los pequeños jugaran un ratito. Fue complicado encontrar un parque en el centro de Florencia,y  finalmente tuvimos que ir hasta la zona de la Gran Sinagoga.
Después de los columpios nos dirigimos de nuevo hacia el centro a comer, por primera vez en el All'Antico Vinaio. Se trata de una charcutería -bar donde te preparan unos excelentes bocatas enormes en pan de foccacia. Los ingredientes son maravillosos: salami, bresaola, mortadela, verduras asadas, queso pecorino, y salsas como el pesto o tartufo.

Nos recomendaron pastrami, berenjena y crema de pimientos rojos asados, con un vasito de vino blanco, (siete euros por persona). Eso sí,  hay que comer en la calle, porque apenas tienen sitio dentro del local.
Continuamos nuestra ruta, y nos dirigimos al Museo de la Opera del Duomo, que contra mi pronóstico no era un museo sobre el" bel canto", si no sobre la Obra de la Catedral. De hecho este museo contiene gran número de las obras artísticas que decoraban el Duomo, cuyo interior está actualmente desnudo.
Piedad, Miguel Ángel 1550
Como nos sobraba tiempo decidimos rematar el día en el Palacio Vecchio, y activar nuestra Firenze Card. Si se tiene tiempo es una gran visita...las estancias, las obras artísticas y las vistas de la azotea (que yo también me perdí por quedarme con mi pequeño) merecen un rato.

Salimos de allí al atardecer, y de nuevo la luz en Florencia al atardecer es simplemente maravillosa.
Cenamos en un restaurante junto al hotel, turístico pero con muy buena relación calidad-precio...tomamos risotto con flor de calabaza, tagliatele con ragú de jabalí...todo muy rico  (Osteria Da Nino ). El interior del establecimiento era un poco estrecho, y su única trona no impedía que mi hijo hiciera el salto del ángel desde todo lo alto, por lo que tuvimos que comer, mi marido y yo, en dos tandas.
A estas alturas el viaje a Florencia había perdido todo el sentido de viaje de placer.

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