Toscana. Día 6. Adiós Florencia.

Nos despedimos del hotel por todo lo alto. Dos agradables trabajadoras, que se encargaban de servir el desayuno, se empeñaron en pasear al bebé por la salita. Una de ellas se animó a asormarlo por la ventana "haciendo un Michael Jackson", pero todo se complicó cuando el niño se agarró a unas barras metálicas del exterior de la ventana, y la señora era incapaz de meterlo dentro de nuevo.
Tras rescatar a mi hijo, nos dispusimos a disfrutar de nuestras últimas horas en Florencia, en ese delicioso estado en el que «se repletan los últimos rincones» .
Paseamos por el centro de Florencia, realizando las fotos pendientes y disfrutando de la ciudad cuando todavía no se encontraba atestada de gente.
Para aprovechar al máximo la Firenze Card nos dirigimos al Palacio Medici Riccardi, un bonito palacio renacentista  que tiene una famosa estancia, la Capilla de los Magos. En Florencia hay muchos rincones de gran relevancia histórica y artística, que pueden verse sin aglomeraciones, incluso en agosto. Este fue el caso de casi todos los sitios que visitamos, salvo por supuesto la plaza del Duomo, los Uffizi, la Academia, la plaza de la Signoria y el Ponte Vecchio.
Visitamos también las capillas Mediceas que impresionan por su tamaño y  por la cantidad de mármol de distintos colores que utilizaron en su construcción. Después fuimos al mercado central donde tomamos un estupendo Capuccino y finalmente nos acercamos a Santa María Novella.
De camino pasamos por Il Cantuccio Di San Lorenzo, un obrador donde realizan los cantuccini, unas pastas de almendras muy típicas de la toscana. Nos conformamos con visitar los claustros del museo de Santa María Novella, y comimos muy temprano en el Restaurante Pensavo Peggio, ya que partíamos a recorrer la toscana en coche a las dos de la tarde. 

Recogimos los coches de alquiler en la Vía Borgo Ognissanti (a un paseito de hotel)  y nos dirigimos a Colle Di Val D'ElsaA penas a una hora de Florencia en coche se encontraba nuestro Agriturismo: Borgo Santinovo.
El apartamento que alquilamos formaba parte de una típica finca toscana, dedicada al vino (Chianti), con varios edificios dedicados al alojamiento turístico. Todo lo que diga es poco sobre la belleza del entorno: a la finca se accede por un precioso paseo de cipreses, y los apartamentos se encuentran rodeados por viñedos y arboles frutales.



Nuestro primer encuentro con Lorella, la dueña, fue un poco confuso, ya que no sabía hablar castellano. Intentamos entendernos, a medias en italiano a medias en inglés, pero por fin conseguimos que nos pusieran las dos cunas programadas y dos tronas. El apartamento tenía dos habitaciones, un baño y un salón con cocina americana, y sobre todo una excelente terraza. Quizá lo menos conseguido del alojamiento era que el mobiliario era un poco espartano, pero en general toda la finca, con una preciosa piscina,....nos pareció encantadora. Lorella nos dijo que estaban atravesando no sólo una fortísima ola de calor, sino que también estaban sometidos a una dura sequía por lo que nos invitaba a hacer un uso racional del agua.
Salimos a hacer la compra al centro de Colle Di Vall D'elsa, a un supermercado COOP, donde se pueden comprar productos riquísimos a buen precio. 
Nuestra primera velada en la campiña toscana fue maravillosa, pasta con pesto, ensalada caprese y salami, todo acompañado de vino blanco a la luz de las estrellas. 
El viaje empezaba a entusiasmarme...

Comentarios

  1. Ya que te quejas de la falta de comentarios que tiene tu esforzado trabajo aquí va el primero: si tardaste 6 días en comenzar a disfrutar del viaje deberías replantearte cómo hacer tus futuros tratos vacacionales...

    ResponderEliminar
  2. Desde luego que repartiremos tareas de otra manera en las próximas vacaciones. Cinco días de museo en museo con un bebé de 17 meses, con 40 ºc a la sombra, casi acaba conmigo.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario

Entradas populares de este blog

Sur de Inglaterra. Día 5. Con niños por los Cotswolds

Alsacia y Selva Negra. Día 9. Paseo por el bosque.

Noruega. Día 1. El largo viaje