Toscana. Día 10. Lucca

Lucca está a 127 km de Borgo Santinovo, pero decidimos ir porque teníamos grandes referencias de la ciudad, y todo el camino se podía recorrer por autovía. La zona más pintoresca de la ciudad está confinada por una alta muralla de tierra cubierta de hierba. Dejamos el coche en un aparcamiento público en el exterior de esa muralla y entramos andando en la zona antigua de la ciudad. 

El primer punto que visitamos fue la catedral de San Martín, con una preciosa portada asimétrica donde destacan sus columnas ornamentadas.

Seguimos andando por esta agradable ciudad donde desatacaba el número de habitantes que circulaban en bicicleta. En seguida tuvimos que realizar la primera parada logística  para tomar un café y utilizar los aseos de una cafetería. Encontramos una agradable terraza, enjaulada entre las estrechas y claras callecillas cerca del Duomo.
Seguimos paseando hacia el centro, desembocando en la plaza donde se encuentra la Iglesia de San Michele in Foro.
En esta iglesia destacan también las numerosas columnas exquisitamente decoradas, cada una con un motivo diferente. En esta zona del centro, las calles peatonales están llenas de tiendas, algunas de artesanía y otras tiendas de grandes cadenas de ropa y complementos...una ciudad encantadora, estábamos disfrutando mucho de la visita.
Hicimos algunas compras (cayó un bolso de CARPISA) y seguimos recorriendo Lucca, llegando hasta su famoso anfiteatro. Se trata en realidad de una plaza construida con forma elíptica sobre lo que hace cientos de años fue un anfiteatro romano.
Comimos muy cerca del anfiteatro, en un coqueto patio de un restaurante llamado "Ammodonostro". La comida estaba rica, yo comí risotto a la marinera y los demás pasta, pero las raciones eran un poco escasas para nuestro apetito...es importante decir que comemos como limas. Seguimos paseando y llegamos hasta San Frediano.
Antes de abandonar Lucca recorrimos sus murallas, en cuya parte superior hay unos anchos caminos que invitan a pasear. Teníamos pensado acabar el día visitando Prato o Pistoia pero con dos bebés los días no cunden y resultan agotadores, por lo que decidimos volver al agriturismo a descansar.

Edito.
Por la noche nos esperaba una magnifica cena en "Borgo Santinovo". La propietaria organiza una enorme cena, a la que acuden algunos de los huéspedes, creo que el precio era de unos 25 € por persona. En la mayoría de los apartamentos se alojaban familias alemanas, holandesas y francesas con un montón de niños.
Casi todos asistieron a la cena donde nos sirvieron multitud de platos de la región:

  • Primero los entrantes donde no faltaron el salami toscano y el jamón.
  • Dos tipos de pasta, una parecida a la carbonara, con panceta, y después espagueti boloñesa.
  • Carne a la brasa: costillas, pollo, un tipo de chorizo criollo...
  • Verdura gratinada
  • Tagliata, carne no muy hecha con parmesano y rúcula
  • Tarta con fruta
Y todo regado con los vinos de la finca. Lo pasamos fenomenal, y disfrutamos de la cena y la compañía muchísimo. 

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