Toscana. Día 12. Lluvia, compras y Arezzo

La mañana empezaba regular, llovía de manera tan intensa que no teníamos claro qué íbamos a hacer en nuestro último día en la Toscana. Por recomendación de la señora que nos servía el desayuno decidimos ir a un centro comercial outlet VALDICHIANA.
El camino hasta Leccio, donde se encuentra el centro comercial, fue horrible ya que en algunos tramos la carretera estaba imposible debido a la presencia de balsas de agua. Así que paramos en una gasolinera, a la espera de que "aflojara" la lluvia.
Cuando reanudamos la marcha tuvimos que dar unas cuantas vueltas, hasta finalmente dimos con el centro comercial. Del mismo no hay nada que destacar, ya que era muy parecido a los outlet de la periferia de Madrid. Por lo que tras un nuevo capuccino, en cuanto mejoró el tiempo, salimos "escopetados" a Arezzo. Allí hay un gran aparcamiento público de lo más gracioso, ya que muchas plazas son de pago, pero un amable vecino no indicó que a unos cincuenta metros las plazas era gratuitas. Este aparcamiento se encuentra junto a unas escaleras mecánicas que suben hasta la Catedral de San Donato.
Arezzo nos pareció una ciudad preciosa, es muy famosa en todo el mundo ya que en ella se rodó la película "La vida es bella".

La plaza principal, Piazza Grande, estaba repleta de gradas portátiles, y entre ellas, un camino de tierra elevado recorría la diagonal del recinto. Esa misma tarde tendría lugar la Justa del Sarraceno, otra recreación medieval de las muchas que se celebran en la toscana en agosto.
Volvía a llover, por lo que unos operarios hacían grandes esfuerzos para que toda la tierra no fuera arrastrada por la lluvia. Nos refugiamos en un local para comer otro "bocata" toscano, en La Bottega di Gicche. Por fin encontraba wifi gratis fuera de Florencia, el whasapp echaba humo.
Arezzo es una ciudad espectacular, bastante grande y llena de preciosos escenarios que justifican su actual fama.




Tomamos cafés y unos bollos en Caffe'Dei Constanti, un sitio con mucha historia pero que nos resultó bastante caro.
Paseamos hasta la zona más baja de la ciudad, donde se encuentra el anfiteatro romano, pero decidimos no entrar ya que era imposible acceder con los carros, dado el barrizal que se había organizado. 
Tranquilamente, andando entre las tiendas, regresamos al coche. Nos hubiera encantado quedarnos a las justas, pero nos pilló por sorpresa y no teníamos nada planificado, y con los bebés no parecía fácil cambiar de planes. Además nos esperaban las maletas en el agriturismo.
Regresamos al apartamento con el sentimiento agridulce  del final de las vacaciones.

Comentarios

  1. Interesante viaje, tomo nota para futuras excursiones por si coincidiera hacer un viaje a la Toscana...

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    1. Merece la pena: cultura, historia, gastronomia y paisajes.

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