San Miguel (Azores). Etapa 2. Nordeste

Segundo día en las Azores, destino la alejada costa este de la isla de San Miguel. Recorrimos las rápidas carreteras que van desde Ponta Delgada a Vila Franca de Campo, y desde allí a Faial da Terra, nuestra primera parada, por una estrecha carreterilla al borde el mar.
Es un precioso recorrido donde la carretera serpentea delimitada por hortensias, entre pastos donde reposan las frisonas, sin perder nunca de vista el mar. El camino sólo se aleja del océano al atravesar Furnas y su caldera.

Una vez pasado Povaçao la orografía se vuelve más agreste, con empinadas laderas, y entre espectaculares acantilados, en la desembocadura de un pequeño río, se encuentra Faial da Terra. Realizamos una parada técnica en este pueblecito para tomar un café junto al río, en una asociación deportiva (GRUPO DESPORTIVO DE FAIAL DA TERRA). Este era el sitio con más ambiente desde que llegamos a las Azores, con un precio de  0,65€ su riquísimo café con leche (meia de leite).
Una vez hecha la compra en un destartalado supermercado, nos dirigimos al inicio de la ruta de Salto do Prego, que comienza en Faial. Esta ruta remonta el río hasta una maravillosa cascada, en unos apenas 2 kilómetros de recorrido. 
Supuestamente la ascensión es más cómoda por el camino de la izquierda, pero como no lo recordé en el momento apropiado, tomamos el camino de la derecha. Aunque el trayecto era corto se nos hizo un poco duro, ya que hacía mucho calor, y mi marido cargaba con la mochila en la que viajaba mi hijo de 12 kilos.
Además la humedad era sofocante ya que la ruta transcurren en un desfiladero lleno de vegetación, que mantiene un microclima cálido donde abundan de nuevo las flores y los helechos.
Finalmente tras un buen tramo de ascenso continuado, bajamos por una pronunciada pendiente hasta una maravillosa cascada, con una poza de agua helada. No llevábamos traje de baño pero Jorge decidió meterse vestido en un agua que estaba tan fría que le dolía el cuerpo.
Tras el baño regresamos a Faial para seguir camino por la costa este de la isla. A partir de Faial la vegetación es mucho más exuberante, con menos prados y muchas zonas boscosas espectaculares, con altísimos abetos.
Paramos en un merendero, junto a unas vacas, a comer con unas maravillosas vistas del océano y un enorme silencio. En San Miguel hay turismo, pero todavía hay cientos de sitios donde se puede disfrutar en soledad del magnifico paisaje.
Continuamos hacia el pueblo de Nordeste, en lo que nos pareció la zona boscosa más bonita de la isla. Una zona escarpada, repleta de árboles, que acababa en el mar, que podía ser observada desde numerosos miradores. Paramos en Ponta da Madrugada, otro mirador-merendero lleno de flores, construido con numerosas terrazas llenas de plantas donde descansar a la sombra. El tiempo nos estaba acompañando y hacía un día de sol maravilloso.


Numerosos micaelenses disfrutaban de la siesta a la sombra, después de haber engullido gran cantidad de carne hecha en barbacoa en este entorno privilegiado. 
Paramos en otros miradores para finalmente detenernos a merendar en Ribeira dos Caldeirõesotro río encajado entre vegetación, con un antiguo molino reformado, cuya rivera estaba totalmente acondicionada como un bonito parque. Su principal atractivo es otra enorme cascada, que vimos únicamente cuando ya nos marchábamos.
Seguimos camino hacia Porto Formoso, donde desde el propio coche vimos algunas plantaciones del famoso té de las Azores.
Como último punto del viaje llegamos al Mirador de Santa Iria, con unas preciosas vistas del norte de la Isla de San Miguel.

Volvimos al Hotel para darnos un relajante baño en la piscina, y luego salimos a pasear por Ponta Delgada. La mayoría de los restaurantes que recomendaba tripadvisor estaban cerrados (era domingo) o llenos, por lo que nos fuimos a cenar al Burguer King del puerto. (¡qué poco glamuroso!).

Ruta:

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