Alsacia y Selva Negra. Día 1. Volando a Suiza
Tres países para nuestra mayor aventura: el valle Alto del Rin.
No os quiero ni contar las veces que mi madre me ha dicho qué donde iba de vacaciones con dos niños pequeños al extranjero, qué mejor que en la playa en ningún sitio.
Había leído opiniones sobre viajar con niños para todos los gustos: mejor esperar a que tengan dos años, es una auténtica locura o es muy satisfactorio. Después de la experiencia de este viaje he llegado a la conclusión de que todos tienen razón.
Ha sido en parte satisfactorio y en parte una locura, y hemos tenido algunos problemillas que hubieran ocurrido igual en casa, pero que lejos se hacen más difíciles de resolver. El viaje empezó complicado y trabado, pero según fueron pasando los días los cuatro fuimos disfrutando de la experiencia.
Decidimos viajar a Alemania porque era un destino cómodo y seguro para viajar con niños pequeños. Dentro de este enorme país, la Selva Negra reunía muchos atractivos: naturaleza, buen clima y actividades orientadas a los chiquitines.
Por primera vez en un viaje, decidimos dejar el coche en el aparcamiento de larga estancia de AENA, y nos resultó cómodo y ajustado de precio (60 € por 10 días).
El vuelo salía de la terminal 1 de Barajas que ha sido totalmente renovada, con unos servicios buenísimos: mejores restaurantes, juegos infantiles gratuitos, sala para bebés...me impresionó el cambio.
Volamos a Basilea (Euroairport) con Easyjet, que a pesar de ser una compañía de bajo coste, nos pareció de calidad. Mis hijos, de 4 y 1 años, se portaron como campeones gracias a la tablet, a las chuches y gusanitos, y a la teta.
En el aeropuerto alquilamos un coche con ENTERPRISE, en el sector suizo del aeropuerto, un opel zafira sin mucha fuerza pero donde cabían todos los trastos.
PROBLEMA 1. Reservé para la bebé un asiento de grupo 1 pero según la montamos en el mismo tuvo un ataque de histeria. La pobre venía agotada del vuelo y el incómodo asiento acabó de "rematarla". Pero las trabajadoras de la compañía de coches muy amablemente nos cambiaron la silla. Menudo momentazo.
Nuestro primer destino era Colmar (Francia) donde pasaríamos dos noches. Desde Basilea a Colmar hay apenas 45 minutos pero nos perdimos dos veces: una vez en la autovía y otra vez en Colmar para encontrar el alojamiento.
PROBLEMA 2. El apartamento estaba en pleno casco antiguo de Colmar, con muchas calles en obras y no había forma de llegar. Dimos vueltas y más vueltas por la ciudad, preguntamos a unas chicas que sólo hablaban francés, y finalmente llamamos a la propietaria del apartamento para que saliera a buscarnos a un aparcamiento cercano (parking de la Montaña Verde, gratis en el centro de Colmar).
Por fin llegamos, a las 21:30, reventados y cansados por lo que cenamos unos bocatas que llevaba desde España y a dormir.
El apartamento era muy moderno y cómodo, una buhardilla renovada entre tejados alsacianos, muy cerca de la sinagoga de Colmar. El único inconveniente era que se trataba de un segundo sin ascensor.
PD1. En este viaje, al llegar a los apartamentos, mi primera misión era hacer una revisión "bebé-proof": quitar objetos rompibles y productos de limpieza de su alcance, cerrar ventanas accesibles, ocultar cables etc.
PD2. A la hora de planificar las visitas fui poco ambiciosa, hice la mitad de planes que en un viaje sin niños, sabiendo que de estos no llegaríamos ni a la mitad. Y de esa parte sólo la mitad serían satisfactorios.
PD2. A la hora de planificar las visitas fui poco ambiciosa, hice la mitad de planes que en un viaje sin niños, sabiendo que de estos no llegaríamos ni a la mitad. Y de esa parte sólo la mitad serían satisfactorios.
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