Londres, día 4. Camden (por Afu).
Nos levantamos para disfrutar de nuestro último día en
Londres, ya que al siguiente sólo íbamos a tener tiempo para ir al aeropuerto.
Tras desayunar decidimos ir dando un paseo hasta “La Pequeña Venecia” (Little Venice), un
lugar poco conocido, pero curioso y
diferente. Tardamos unos 10 minutos
desde el hotel, ya que está muy cerca de la parada de metro de Paddington. Nuestro plan era coger allí uno de los barcos
que hacen el recorrido hasta los muelles de Camden, pero al ser invierno los
horarios son más restringidos, y como no coincidía ninguno con la hora a la que
llegamos, decidimos no esperar y hacer el recorrido andando por el paseo que va
paralelo al canal, hasta Camden (un poco más de 4 kilómetros).
La caminata es muy bonita, a mí me mereció la pena, vas todo el rato al lado de uno de los
canales que antiguamente se utilizaban para el transporte de mercancías.
Actualmente hay unas barcas muy curiosas, la gran mayoría son viviendas
privadas, pero otras no, al menos vimos una que era cafetería, un restaurante
chino y otra un teatro de títeres. Además
el camino pasa cerca de unas mansiones típicas inglesas, parecen salidas
de los libros de Jane Austen, y además rodea
todo el Zoo de Londres.
Al final llegamos al barrio de Camden, y lo primero que
hicimos fue tomar algo calentito en un pub que hay en la esquina de la calle
principal (creo se llama de Bucks Head, y tiene buena pinta también para comer
o cenar). Después empezamos a recorrer
los diferentes mercados que hay por toda la calle. Lo que más hay es ropa, sobre todo muchos vestidos, y también souvenirs. A mí las tiendas que más me gustaron fueron
las de ropa gótica, tenían unos vestidos y corpiños preciosos, eso sí, fuera de
mi presupuesto, unos 200 € el vestido.
Pues una vez mi prima y yo nos hicimos las fotos en el
andén, cogimos un autobús hasta Leicester Square, ya que queríamos dar una
última vuelta por el centro antes de volver al hotel. Aprovechamos para ver Trafalgar Square, y
como mis padres tenían ganas de entrar al baño pasamos a la National Gallery. Estaban a punto de cerrar, así que no pudimos más que echar un vistazo rápido
a la sección de impresionistas.
Una pena no haber tenido más tiempo en este viaje para una visita más larga.
Una pena no haber tenido más tiempo en este viaje para una visita más larga.
Antes de ir a cenar, cerca del hotel, decidí llevarles por sorpresa hasta el 221B de Baker Street. Qué mejor forma
de terminar el día que viendo donde “vivió”
Sherlock Holmes.
Con mucha tristeza, y cansancio, estábamos acabando el día… Nos habíamos
ganado una buena cena.
Para cambiar fuimos a otro pub cercano al hotel a cenar, “The Victoria”. Era muy parecido al del primer día, típico pub inglés, así que comimos y
bebimos prácticamente lo mismo. Además la camarera muy simpática, así que
también lo recomiendo.
Como nos resistíamos a irnos a dormir decidimos volver al
pub del segundo día, porque sabíamos que había música en vivo. Cuando llegamos estaba bastante lleno, pero
conseguimos una mesa y pudimos disfrutar estupendamente de las últimas pintas y
de la música. Tocaba sólo un hombre,
pero era como el hombre-orquesta porque él sólo tocaba todos los
instrumentos, guitarra, armónica, bombo
de batería y cantaba. Estaba todo el mundo muy animado, así que lo pasamos
genial. Eso sí a las 22:30 tocaron la campanilla, ya no se ponían mas bebidas y
la música se acababa. Así que nos fuimos a dormir.
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