Praga, día 3. Castillo de Karlstejn (por Afu).

Otro día que tocaba levantarse pronto ya que queríamos ir a ver la ciudad de aguas termales de Karlovy Vary. Así que tras desayunar fuimos a la estación de autobuses de Florenc(junto al metro del mismo nombre).

Cuando llegamos intentamos comprar los billetes para ese mismo día con la compañía Student Agency directo a Karlovy Vary, pero ya no quedaban, así que decidimos comprarlo para el día siguiente.

Como estábamos muy cerca de la estación de trenes principal de  Praga, junto al metro Hlavní Nádraží, decidimos coger un tren hasta Karlstejn, a unos 40 minutos. No recuerdo cuando costó el billete pero fue bastante barato, menos 10€ ida y vuelta. Es un tren de cercanías. Lo único es que nos despistamos un poco en la estación porque no entendíamos muy bien los carteles de información y tuvimos que esperar una hora tras perder un tren.

Tras los 40 minutos de mucho calor en el tren, llegamos a un precioso y pequeño pueblo. Karlstejn son unas casitas en torno a la carretera, con varios restaurantes y tiendas para turistas,  aunque la verdad es que no había muchos. En la parte alta se encuentra el castillo. Hay una buena caminata hasta arriba, que también se puede subir en coche de caballos, aunque nosotras preferimos hacerlo andando. Además hay algunos bunkers de la Guerra Fría que se pueden visitar y están muy bien conservados.

Castillo de Karlstejn
 El castillo no lo visitamos por dentro, ya que si queríamos hacerlo con una visita en inglés teníamos que esperar algo más de una hora, y con el calor que hacía, nos apetecía más beber algo fresquito. De todas formas, aunque no se visite por dentro se pueden recorrer parte de las murallas, desde donde hay unas vistas del valle y el pueblo muy bonitas.

Comimos en la parte baja del pueblo, en un bar-restaurante que no sé qué nombre tenía, si es que tenía. Es fácil de reconocer porque tiene una terraza bajo una parra, por eso lo escogimos, para evitar el calor. La verdad es que su aspecto no es muy bueno, está un poco sucio, incluido el dueño, pero comimos de maravilla a un precio muy barato. Cada una un plato contundente, yo por ejemplo comí un pollo relleno con una salsa riquísima,  y unas bebidas frías, eso sí sin hielo para la coca-cola, por menos de 30 € las 4.

Castillo de Karlstejn

De camino hacia la estación de tren decidimos hacer una parada a orillas del río, donde la gente se estaba bañando, meter los píes y descansar un ratito. 

Tras un día agotador, sobre todo por pasarnos todo el día a más de 30º, nos fuimos al hotel, deseando la ducha. Como estábamos cansadas decidimos hacer algo cerca del hotel. El primer día habíamos dejado pendiente subir a tomar algo al bar de la terraza del Edificio Danzante, y eso fue lo que hicimos. La verdad es que una de las mejores experiencias de Praga, porque las vistas son impresionantes, y las consumiciones poco más caras que en cualquier sitio de la calle.

Vistas desde el Edificio Danzante, Praga

Vistas desde el edificio Danzante, Praga
Al ladito encontramos un restaurante vietnamita, el Pho Vietnam Restaurant,  y decidimos cenar allí, para no andar mucho. Comimos bien, a base de arroz y alguna sopa, también por un precio económico.

Para terminar el día decimos dar otro paseíto por Naplavka, y sentarnos un rato a la orilla  del Moldava, lo cual fue bastante complicado porque al hacer buena noche estaba lleno de checos, con algunos de los cuales pudimos conversar un rato. Gente muy simpática y con muy buen nivel de inglés.

Y después de todo esto, a descansar! 

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