Sur de Inglaterra. Día 8. Paseando por los Cotswolds

Bath forma en mi mente un gran número de imágenes: bailes, caballeros, vestidos de corte imperio, y el extraño concepto de "tomar las aguas"...pero, muy a mi pesar, decidimos renunciar a la visita. No nos apetecía "meter" a los niños cuatro horas de coche después de tantos días de viaje.
Entonces pensamos en pasar un día tranquilo en los Cotswolds, y nos acercamos a la estación de Kingham, para hacer una ruta andando por la campiña (Kingham Station Short Circular).  
Decidimos acortarla y empezar directamente en Bledington y, aunque nuestra intención era comenzar con un segundo desayuno en su pub, como no estaba abierto, hicimos nuestro cumplido peaje en los columpios locales. Nos costó empezar la ruta, pero un amable caballero nos dio útiles indicaciones, ya que el camino entre los prados no estaba bien señalizado y en numerosas zonas era necesario tener cuidado con el barro. Pasamos varias puertas entre cercados y un pequeño puente de madera sobre un riachuelo.
Bledington
Acabábamos de empezar cuando mi hijo dijo que estaba cansado, paramos para tomar un tentempié pero ya vimos que nuestro paseo por el campo había finalizado. De la famosa ruta circular no hicimos más que una pequeña parte, unos 500 metros y volvimos al coche.

Bledington
Bledington
Nos dirigimos a Stow-on-the-Wold, para comer. En mi guía de los Cotswolds criticaban mucho esta ciudad, básicamente el escritor no era del gusto de su turismo masivo  y su exceso de gastro-pubs y tiendas de supuestas antigüedades. A nosotros sin embargo nos pareció bastante agradable.
Stow-on-the-Wold

Stow-on-the-Wold
Fuimos a comer a un bonito tearoom, Lucy's Tearoom, muy agradable y muy inglés. La carta la componían principalmente sándwiches, tartas, galletas. Aprovechamos que dormía la bebé, para disfrutar de una comida riquísima.
Jacket Potatoe
Bacon & Brie
Pedimos un scone de postre y un chocolate con nata y nubes...nos las prometíamos muy felices. Antes de que los trajeran se despertó la "bestia". La bebé finalizó la siesta con un berrinche de campeonato, tuvimos que escapar del café y de Stow, para que no nos quemaran en la hoguera, porque la pequeña estaba "poseída". 
Volvimos a la casita a descansar, sacar todos los juguetes  y ver algún capítulo de la oveja Shaun, y tras el exorcismo salimos a otro pub de Kingham antes de cenar.

Fuimos a "The Wild Rabbit" y, como hacía buena tarde, nos quedamos en la terraza. Es un pub fabuloso, absolutamente pijo, pero muy agradable. Nos encantó.

El día acababa muy bien, pero yo seguía con el regusto amargo de haber renunciado a Bath.


(Tela marinera...)

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