Praga, día 4. Karlovy Vary (por Afu).

En este cuarto día, tras el desayuno, nos dirigimos directamente hasta la estación de autobuses de Florenc, con nuestros billetes ya comprados con destino a la ciudad termal de  Karlovy Vary.
Fuimos con la compañía Student Agency. El billete cuesta unos 12 € ida y vuelta, y tarda un poco más de dos horas. En la ida nos toco un autobús más antiguo, pero a la vuelta fuimos en uno de los nuevos con pantalla de televisión en cada asiento, donde se podía ver una gran variedad de películas y series, en inglés o checo.
El autobús tiene su parada prácticamente en el centro de la ciudad de Karlovy Vary. Nada más llegar fuimos a la oficina de turismo y nos dieron un mapa con indicaciones de donde estaban las fuentes termales, aunque es complicado perderse.  La ciudad se vertebra en torno a un canal,  al margen de los mismos se encuentran un gran número de hoteles y balnearios, y las diferentes fuentes termales, hasta 15 diferentes, cada una con el agua a una temperatura diferente (http://cestovani.kr-karlovarsky.cz/es/pronavstevniky/Lazenstvi/lazenstvialazenskamista/KarlovyVary/Paginas/Lecivyzdroj.aspx)
Karlovy Vary, República Checa
 Al inicio del recorrido se pueden comprar unas tazas muy monas que te permitirán ir bebiendo el agua en cada una de las fuentes. No son muy caras, y si un bonito recuerdo para tener. Las hay de todos los tipos y tamaños. Por cierto, los primeros puestos suelen tener unos precios más altos que si se avanza un poco por la calle principal.


Karlovy Vary, República Checa
Una vez compradas las tacitas ya fuimos probando en todas las fuentes, un pequeño sorbito, aunque había gente  que se bebían tazas enteras!!!!! Son aguas a diferentes temperaturas y ligero sabor a azufre, por lo que su sabor no es muy agradable. 


Karlovy Vary, República Checa
Al final del recorrido hay un gran géiser que alcanza hasta 10 metros de altura, y cambia de agua fría a caliente.
Además del atractivo de las aguas termales, la ciudad en sí es muy bonita de visitar. Y no está colapsada de turistas como supusimos en un principio.
Tras visitar todas las fuentes decidimos subir en el funicular a la parte alta de la ciudad, donde hay una torre y unas espléndidas vistas de todo el valle donde se sitúa Karlovy Vary.  Esta zona está situada en un bosque que también tiene rutas para recorrer, pero nosotras no teníamos tiempo para ello. Eso sí comimos unos perritos calientes y bocadillos en un chiringuito situado junto a la torre.


Karlovy Vary, República Checa
De camino hacia el autobús decidimos pasar para ver por fuera la iglesia Ortodoxa de Pedro y Pablo, construida por los pacientes rusos que visitaban la ciudad a finales del siglo XIX.


Iglesia de Pedro y Pablo, Karlovy Vary.
Ya en Praga pasamos por el hotel para ducharnos antes de ir a cenar.  Esta noche cenamos en un restaurante italiano en la zona de la calle Narodni. No recuerdo el nombre, pero sí que comimos bien, aunque fue el sitio más caro en el que comimos en nuestros días en Praga. Nos costó unos 50 € comer a las 4.
Después fuimos a un bar, situado en la misma calle, llamado Vagon Music Bar.  Es un bar de música en directo. El día que fuimos tocaba un grupo checo, “Vintage Wine”,  una mezcla de música celta y punk, súper divertido, no paramos de saltar durante todo el concierto.  Además un sitio baratísimo para tomar algo: dos tanques de cerveza y dos martinis  por menos de 6 €.
Para terminar la noche fuimos a otro llamado Music Club, en la calle Karlova (zona de la Ciudad Vieja). A mí me gustó menos, porque la música era más discotequera, y la gente más joven. Pero creo que es cuestión de gustos.
Por último dimos un pequeño paseo por el puente de Carlos, toda una experiencia recorrerlo de noche cuando no hay prácticamente nadie, y está todo en calma y silencioso. Muy diferente del bullicio que presenta durante el día.

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