Praga, día 5. Visita guiada por Praga (por Afu).

Nos quedaba pasar nuestro último día en Praga, ya que al siguiente partíamos a media mañana de vuelta a Madrid. Y por desgracia fue el día que peor tiempo hizo.
Nos levantamos con más calma, ya que la visita guiada no empezaba hasta las 11 y podíamos llegar tranquilamente andando dando un paseo desde el hotel, unos 20 minutos.
Hay varias compañías que hacen sus rutas guiadas gratuitas. Todas ellas parten desde la Plaza de la Ciudad Vieja, y tienen una duración aproximada de 2 horas y media.
Nosotras escogimos la compañía Whiteumbrella que como su nombre indica se reconocen por llevar un paraguas blanco. Y nuestra guía fue Fanny.
La ruta discurrió por la zona centro de Praga, la Ciudad Vieja. Estuvimos bastante rato en la misma Plaza de donde partimos, en la cual nos introdujeron a la interesante historia de Praga y los principales monumentos que encontramos en dicha Plaza:  la iglesia de  Tyn, el Reloj Astronómico o la estatua de Jan Hus.
Ciudad Vieja, Praga
A continuación fuimos paseando por diferentes puntos del centro como el Teatro Estatal, donde se estreno la obra Don Giovanni de Mozart, la Torre de la Pólvora, el Praga de Kafka, para terminar el recorrido en el barrio judío, donde vimos por fuera el famoso cementerio judío y varias de las mezquitas. (La visita del interior del cementerio y de las mezquitas es lo que nos ha quedado pendiente para el próximo viaje).
Barrio Judío, Praga
El recorrido es muy interesante y las explicaciones de la guía te permiten introducirte en la historia de la ciudad. El único inconveniente es que durante un rato te dan una charla publicitaria del resto de rutas que tienen por la ciudad. Al final se da una propina a la guía por la ruta. En nuestro caso por las 4 creo que le dimos unos 20-25 euros.
 Nada más terminar decidimos ir a comer a un restaurante típico checo recomendado por la guía. Se llama Pivnice Stupartska y se sitúa justo detrás de la iglesia de Tyn. Comimos unos platos variados de costillas, queso Camembert frito y un codillo de cerdo asado gigantesco! Esto acompañado de tanques de cerveza, para la que quiso. Y por un precio muy económico,  poco más de 10 euros cada una.

Para bajar la comida decidimos dar un paseo cerca del río y aprovechar que seguía haciendo buen tiempo. Pero al rato empezaron a caer las primeras gotas de lo que sería una tarde de intensa lluvia. Como teníamos muchas ganas de conocer la zona del parque Petrin y subir a la torre, no nos desanimamos por la lluvia y hacia allí nos dirigimos.
Para subir a lo alto del parque se coge un funicular que tiene el mismo coste que el metro. En días de buen tiempo debe merecer la pena subir andando por el parque. En lo alto está la Torre Petrin, una imitación de la Torre Eiffel, y desde la que se ve toda la ciudad de Praga. Subir cuesta unos 4,5 euros, andando, y en ascensor hay que añadirle otros 3 € más. Nosotras subimos andando, menos una de nosotras que estaba cansada. La verdad es que las vistas son bonitas, pero no sé si como nosotras estábamos cansadas, el día estaba gris o nos daba tristeza tener que abandonar una ciudad tan bella, no nos impresionaron tanto como las que tuvimos desde el Edificio Danzante  o la Torre del Reloj.

Vista de Praga desde la Torre Petrin
Para volver al hotel nos dividimos en dos grupos, las que estaban cansadas lo hicieron en tranvía. Yo y mi prima decidimos dar un paseo. Fue una suerte, porque coincidió que pasamos por un centro cultural en el que la orquesta de la Universidad de Praga estaba dando un concierto gratuito, con una solista de violín.
Orquesta de la Universidad de Praga.
El resto del día fue muy tranquilo. Yo fui a ver unas cuantas tiendas cerca del hotel por si veía algún recuerdo para llevar, pero no encontré nada que me motivará, aunque tengo que reconocer que no me gustan mucho estas cosas. Mientras las chicas fueron a merendar-cenar unas tartas en el bar del Edificio Danzante. Tras lo cual nos fuimos a recoger maletas  y dormir.
  
Praga, día 6: Regreso
Cuento aquí nuestro regreso porque fue un poco accidentado. Y es que en el aeropuerto de Praga el vuelo a Munich se retrasó bastante, como unas dos horas, con lo cual perdimos la conexión a Madrid.
De esta forma llegamos a Madrid con más de cuatro horas de retraso. Lo que al final nos salió muy rentable. Ya que las compañías aéreas tienen el deber de indemnizar en función del tiempo de retraso y la distancia.  En nuestro caso al ser más de cuatro horas y una distancia mayor de 1500 km, la indemnización fue de 400 € para cada una. Teniendo en cuenta que el vuelo nos había costado sólo 215€, con ese dinero pagamos vuelo y alojamiento. Así que nos salió un viaje redondo.
Aquí encontraréis la web con la información para reclamar de AESA:
 y el formulario :



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