Cataratas del Niágara 3. Lunes. Último día (By Laura)

Dufferin Islands, Niagara Falls, Canadá.
De buena mañana visitamos las Dufferin Islands, un espacio realmente bonito y afortunadamente nada concurrido a estas horas. Verde, agua y muchos patos.
Después, cruzamos la frontera para visitar la zona de Estados Unidos antes de volver. Aquí comienza el jaleo de coches, obras, aparcamientos (nada baratos). Visto como está el tema, decidimos cruzar primero a la isla, Goat Island, el pedacito de tierra que separa las dos cataratas. Aquí, el aparcamiento es gratuito 20 minutos, así como buenos tacaños y, puesto que no vamos a hacer ninguna atracción, dejamos el coche, andamos a ver la caída del agua desde este lado, hacemos un par de fotos y nos vamos.
Goat Island, USA
De nuevo en el pueblo, decidimos aparcar en la calle y pagar parquímetro, dos dólares una hora. Para el poco tiempo que vamos a estar, nos sale más rentable que los 10-15 dólares que están cobrando en los aparcamientos tanto públicos como privados.
Una vez habiéndonos despedido de las cataratas encaminamos de nuevo hacia Nueva York. La vuelta nos resulta más cómoda que la ida, pero es cierto, que también más pesada, por lo menos para mi.
En la parada a comer, nos tomamos dos bocadillos en Subway que nos salen bastante caros (unos $17) al contrario de lo que nos cuestan dos “yonki” latas Bud Light, $4. El  lugar era una gasolinera en las que entras y a la derecha está la tienda de la gasolinera y a la izquierda hay un espacio con mesas y sillas, un Subway y un Dounkin Donuts. Nos sale la vena española y, ¿por qué no nos vamos a poder tomar las cervezas que hemos comprado aquí, en estas mesitas que vamos a usar por haber comprado en Subway? Obviamente no, porque en este país son unos sosos y tener licencia de alcohol es muy caro. Así que se acerca el dependiente que nos las ha vendido y muy amablemente nos dice que no nos podemos beber las cervezas ahí, que no tienen licencia de alcohol, que si queremos la podemos beber pero en el coche. Pues bien, allí que nos vamos, dos jubilados, mi madre que ya pasó los cincuenta y yo, comiendo take away y bebiendo cerveza dentro del coche. Para vernos xD.
He de especificar que como conductora no bebí cerveza, menos aún, después del aviso de la cantidad de policía que habría en el siguiente tramo por parte de un lugareño, que añadió que a parte de la multa, era pena de cárcel, al igual que ir bebiendo en el coche. Cuidadito si conducís por la zona. Y no mentía,  hasta que cambiamos de condado pudimos ver cerca de 20 coches de policía.

Después de una hora de parón y con los cafés pertinentes a bordo, llegamos a New York. Esta vez, hemos pagado como unos 30 dólares en peajes (total dentro y fuera de la ciudad), pero tardado siete horas y media (comida incluida) y viniendo en mejores carreteras. Devolvemos el coche en Hertz La Guardia y desde ahí llamamos un Uber ($31.90) hasta el hotel en Manhatan. Cabe destacar que Idrissa, el conductor del uber, ha sido uno de los mejores que he cogido en toda mi estancia en USA y su Honda Pilot, muy nigga, cómodo y grande.

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