Hoces del Duratón, Junio 2021

En junio de 2021 pasamos un fin de semana junto a las Hoces del Duratón, en la provincia de Segovia.


El viaje de ida se complicó bastante debido a unas fuertes tormentas que impidieron que visitáramos la cascada "Chorrera de los Litueros" en Somosierra. Sólo pudimos parar en Sepúlveda brevemente para comprar algunos dulces, porque arreciaba el granizo.

Para llegar desde Sepúlveda a Sebúlcor recorrimos la carretera de Villar de Sobrepeña (SG-2323), que discurre junto al río Duratón, con unas vistas fabulosas de las Hoces.

En Sebúlcor nos alojamos en los apartamentos rurales la "Senda del Duratón", que resultaron muy cómodos y acogedores.

                                  

Era la tarde del viernes pero no nos apetecía hacer nada más que cenar tranquilamente en el apartamento, y  encargamos comida en Olegario´s Tabernen un curioso bar de los de toda la vida, donde pedimos para llevar una "pizza" de pan grueso, con forma alargada, bastante rica.

El sábado por la mañana teníamos previsto recorrer en piragua una zona de las Hoces del Duratón. La actividad la hicimos con la empresa de deporte de aventura Situral. Establecieron como punto de encuentro la iglesia de Sebúlcor y desde allí, cada uno en su coche, íbamos en caravana hasta un embarcadero junto al río. Aparcamos en un pinar, donde además de repartir el material nos dieron algunas instrucciones  de seguridad y sobre el manejo de las piraguas. Después bajamos hasta el embalse por una fuerte pendiente de arena, hasta el lugar donde nos esperaban las piraguas. 
Allí comenzamos una ruta de ida y vuelta, primero hasta el Convento de Nuestra Señora de los Ángeles de la Hoz y luego hasta otro punto del embalse desde donde era visible la Ermita de San Frutos en lo alto. El paseo fue maravilloso y, a pesar del gran numero de turistas, muy silencioso. 






Había incontables buitres volando y descansando en las paredes de piedra. Los buitres estaban criando y había polluelos en las paredes, por lo que era preciso guardar silencio ya que en caso contrario estos se precipitaban al agua.


A mi hijo y a mí nos costó un poco seguir el ritmo del resto de piraguas, pero hacíamos nuestro mejor esfuerzo para no rezagarnos demasiado. Paramos en un lateral del embalse para darnos un baño, aunque el agua estaba helada.

Finalmente regresamos al embarcadero. Nos quedaba por delante subir hasta los coches por la empinada rampa de unos 500 metros que, aunque se subía sin piraguas, se hizo larguísima. Lo mejor, los monitores nos esperaban con una cerveza muy fría, cerveza artesana que hacen en Sebúlcor, Veer. La que nos ofrecieron era una lager riquísima, que después del esfuerzo entraba sola.

Me gustaría decir que pasamos el resto de la tarde haciendo una ruta o visitando unas cuevas...pero no, mi hija y yo nos echamos una siesta tremenda. Nos levantamos sólo para ir a cenar a Cantalejo, al Bar Frontón, donde pedimos unas raciones bastante ricas.

La mañana siguiente, domingo, volvimos vía Sepúlveda y aprovechamos para hacer la visita ya que a primera hora no había muchos turistas. Nos recomendaron ir con los niños a la Casa del Parque, un centro de interpretación de las Hoces del Río Duratón. Era una antigua iglesia románica donde había mucha información sobre los buitres, los cortados y otros elementos naturales y artísticos del parque natural. El precio de la entrada era de 1 €.

Dentro había también un antiguo enterramiento con tumbas antropomórficas de la Alta Edad Media.

Seguimos paseando por Sepúlveda, que poco a poco iba ganando ambiente, y llegamos hasta el Santuario de la Virgen de la Peña, iglesia románica del s. XII, con una espectacular portada.




Acabamos la visita en el mirador que hay detrás del santuario, desde el que nos despedimos de las Hoces del Río Duratón.

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